Siempre estamos igual. Te miran con ojos como platos. ¿Tuuu? ¿Pero cómo es que te gusta esto? Pues si. ¿Y qué?. Y luego toca explicar qué es lo que atrae en algo que mucha gente asocian con algo oscuro, ruidoso, sinsentido. Pues bien. He preguntado otros metaleros y parece que una explicación clara y nítida no existe. El dueño de un bar en la provincia de Barcelona gira los ojos: “Hostia no sé, hay que sentirlo” otros sacan alguna teoría psicológica de la manga y un chico de unos 20 años alega alguna critica social que toca en este momento. Es como siempre. Para entender algo hay que probarlo. Quedan bares míticos de los gloriosos años 80 y en las grandes ciudades se hacen conciertos de bandas excelentes de segunda fila a precios asequibles. El Heavy Metal pertenece a la cultura occidental y para acercarse conviene echar una mirada sin prejuicios.
Heavy Metal es sincero
Los primeros metaleros de finales de los sesenta como Black Sabbath y Judas Priest provienen de la clase baja de Birmingham. Una ciudad con mucha industria y poco encanto. Sobrevivían como podían y no se identificaban con el movimiento Love and Peace ya en decadencia. Los componentes de la la primera banda Heavy Black Sabbath ya no se hacían ilusiones y sus textos trataban de la guerra, de tumbas y destrucción nuclear. Inspirado por el Blues y Jimi Hendrix encontraron un lenguaje claro, políticamente incorrecto y algo bruto. Se formaba una dichotomia entre el disco y el Heavy, o dicho de otra manera, la diferencia entre lo que es ilusión y la cruda, agresiva realidad de unos chicos del barro obrero de Birmingham.
Esto de la agresividad y los textos poco románticos cuesta explicar. Agresividad existe, la muerte existe, la guerra existe. En “War Pigs” Ozzy Osbourne de Black Sabbath lo grita hacia sus espectadores, acompañado por los riffs magistrales de Tony Iommi “Los generales concentran sus tropas, como brujas en misas negras. Mentes enfermas que planifican la destrucción. Brujos de la muerte.” Nada de boy finds girl, duba duba. Más sincero, más claro imposible.
Heavy Metal es arte
Y esto cuesta entender a los que solo han visto un concierto en la tele o han asustado por los decibelios a tope en algún bar. El Heavy Metal es muy complejo, con cambios inesperados del ritmo. Para los heavys la profesionalidad era cuestión de amor propio, al contrario de los punks que se vanagloriaban de tocar instrumentos tras un aprendizaje de no mas de 2 semanas. Eddie van Halen marcaba con el increíble solo “Eruption” un antes y después en la historia de la música integrando elementos de Blues Rock y hasta la música barroca.
De hecho tras la explosión de creatividad emprendida por Black Sabbaty y Led Zeppelin, al principio de los 70 todo parecía una moda pasajera. Nada nuevo bajo el sol y el punk parecía enterrar todos los brotes antes de florecer. Tenía que ser la misma ciudad gris y triste que acuño la salvación. Llegó Judas Priest. La perfecta sincronización entre la guitarra de K.K. Downing y el bajo de Ian HIll combinado con la voz aguda de Rob Halford, cubriendo 8 octavos creó lo que hoy conocemos como Heavy Metal. Un genero de música vibrante, rebosante de energía cruda y violenta. Características que tiene en común con la Götterdämmerung de Wagner. Lo único, a la Götterdämmerung va la alta bourgesía a Judas Priest iban los chicos del barrio de Birmingham.
Music is not just about music. La expresión no se queda en el ámbito sonorico sino incluye también una dimensión visual, sobre todo durante la época de los vinilos. Las portadas proyectan el mensaje y la imagen de la banda y manifiestan visualmente el contenido de los vinilos. Por supuesto tienen función de marketing puro y duro y los diseños deben destacar y captar la atención del consumidor entre la multitud de vinilos en la estantería. Y los hay que han hecho historia, tanto por su valor artístico como por su provocación.

La portada de Master of the puppets de Metallica se ha convertido en todo un ícono de Heavy Metal Artwork. Un cementerio de soldados con cruces anónimos bajo un cielo de color rojo intenso. Las cruces manipulados por títeres. De este disco se han vendido 6 millones unidades y hoy se le considera un clásico.
En la quinta pieza del album Disposal Heroes el vocalista James Hetfield suelta el mensaje tras un warm up de 80 segundos.
“Los cuerpos llenan los campos. El fin de los héroes hambrientos. Ya nadie juega soldado, y nadie lo pretende. Corriendo ciego por los campos de batalla, adiestrado para matar a todos. Victima de lo que le dijeron, sirviente hasta la muerte.”
El artista de la portada es el illustrador Don Brautigam que en 1980 ganaría un premio por la portada de una novela de Stephen King.

Otro ícono es la cuchilla de afeitar en la portada de “British Steel” de Judas Priest, dieseñado por Roslav Szaybo. . La imagen muestra una mano manteniendo un cuchillo de una manera angustiante ya que los dedos parecen hundirse en el hierro. La iconografia contiene una referencia a la clase obrera que en los años 80 de la era Thatcher sufria una de los mayores crisis económica. Una imagen drástica, inequívoca y inquietante con un mensaje o sea Heavy Metal.
Heavy Metal es fuerza
No se escapa a nadie que el volumen de este género es bastante más alto y los ritmos muy elevados. Escuchar Iron Maiden en voz baja como una samba brasileña sencillamente no se puede. El fuerte volumen forma parte de su ADN y sirve para arrasar al oyente y contaminarle con la bruta energía inherente de las tormentas de las guitarras eléctricas, las vocales estridentes y los bajos rítmicos. Un mix heredado del Blues y el Hardrock elevado a nuevas experiencias acústicas con las nuevas tecnologías de los años 60. Antes no era posible crear los bajos frecuencias con un volumen tan elevado como exige este género.

Todo empezó con la tragedia de un joven guitarrista que no retiró su mano a tiempo de una máquina que le cortó las puntas de dos dedos. Para cualquier guitarrista esta tragedia significaría el fin de su carrera, pero no para Tony Iommy que se alcanzó a la fama con su banda Black Sabbath y ahora es considerado como uno de los mejores guitarristas Heavy del mundo. Se puso una especie de dedal, montó cuerdas más finas y la banda afinó la guitarra un tercio inferior para reducir la presión de las cuerdas. El sonido resultante más oscuro y más voluminoso en un garage de Birmingham es el llanto de bebé del nacimiento del Heavy Metal.
Desde entonces se han creado un sinfín de subgéneros pero la receta sigue siendo la misma. Fuertes bajos, guitarras chillonas, vocales que aun así consiguen hacerse oír. El bajo crea el fondo, vocal y guitarrista invocan el alma y la batería mantiene la estructura acústica. Sobre todo el guitarrista y el vocal forman una simbiosis decisiva. Los dos pueden ser perfectos pero si no conjuntan producen nada más que mediocridad. Una experiencia que sufrió Axl Rose tras la salida de Slash. La perfecta complicidad entre vocal con potentes pulmones y un guitarrista talentoso se refuerzan mutuamente para invocar esta furia bestial que volvió loco a los padres de los años 60 y 70.
Heavy Metal es creatividad
Tras el big bang propulsado por Black Sabbath y el refinamiento de Judas Priest que eliminaron los últimos rasgos del Blues Rock el movimiento Heavy conquistó el resto del mundo, empezando por Estados Unidos. Todos se inspiraron de los otros pero cada uno quería destacar en algo, sea la velocidad, los textos o la indumentaria. Rob Halford de Judas Priest introdujó la apariencia de motorista con traje de cuero negro para sintonizar con la canción Hell Bent for Leather. Desde entonces el cuero negro forma parte de la marca corporativa. Otros elementos pueden ser piezas de uniformes aludiendo la guerra de Vietnam y cinturones con remaches o imitaciones de balas como Motörhead.
Desde los inicios se crearon un sinfín de subgeneros de Heavy Metal.
Heavy Metal crea buen rollo
Y no es broma, sino científicamente comprobado. Loudwire informa de un estudio de la University of Queensland sobre los efectos de Heavy Metal. En este estudio participaron 39 personas. A cada uno los investigadores Leah Sharman y Geneviev Dingle confrontaron con situaciones que les causaron enfado o ira. Luego un grupo escuchó música Heavy Metal mientras el otro grupo quedó en un ambiente silencioso. El estudio demostró que, contrariamente a la creencia popular, cuando los fans de la música Heavy Metal escuchan esa música mientras están enojados, su rabia no aumenta, sino disminuye mientras que al mismo tiempo aumentan varias emociones positivas. Los investigadores concluyen: “Escuchar música Heavy Metal puede representar una forma saludable de procesar la ira de estos oyentes”. Pues bien. En vez de tomar una tila o calmantes Heavymania recomienda una dosis de Metallica, ACDC, Slayer a todo volumen. Salud.
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